martes, marzo 18, 2008

Himno Nacional Mexicano

En 1853, el gobierno del general Antonio López de Santa Anna lanzó una convocatoria, para que se presentaran composiciones poéticas entre las que habría de seleccionarse la letra del Himno Nacional Mexicano, y a la cual, posteriormente, se arreglaría la música de algún destacado maestro. Aunque se ofrecía al ganador un premio, no se determinó cuál sería.
Como González Bocanegra no se animaba a escribir una composición para el concurso, su novia Guadalupe, se propuso hacerlo concursar. Un día que llegó a visitarla, lo invitó a pasar a una de las piezas interiores de la casa, y le mostró sobre un escritorio, papel para escribir, diciéndole que no lo dejaría salir de ese cuarto, hasta que hubiese compuesto la letra del Himno Nacional. Salió y cerró con llave la puerta. Y después de cuatro horas de trabajo, esas páginas pasaron por debajo de la puerta cerrada, de las manos del poeta a las de su musa, y de las de ella a la historia.
Entre las 26 composiciones que fueran recibidas el fallo del jurado favoreció a González Bocanegra, y aunque ningún premio se otorgó al autor, su himno quedó eternamente en el corazón de los mexicanos.
El estreno oficial del Himno se llevó a cabo el 16 de septiembre de 1854 con la música y bajo la batuta de Jaime Nunó
cantado por la soprano Balbina Steffenone y el tenor Lorenzo Salvi. A ese estreno asistieron ya como esposos Francisco González Bocanegra y Guadalupe González del Pino. Se habían casado meses antes, el 8 de junio de ese mismo año.
En el agitado ambiente político de ese tiempo, Bocanegra junto con el Himno que había creado conoció los sinsabores de la oscuridad y de la persecución.
Escondido en el sótano de la casa de su tío, José María Bocanegra,
en lo que hoy es la esquina de Isabel la Católica y Tacuba, a sólo media calle de la casa en la que escribió los versos del himno nacional lo alcanzó la epidemia de tifo que azotó a la capital, muriendo en la ciudad de México, el 11 de abril de 1861 a los 37 años de edad. Los periódicos de la capital, en breves líneas, hablaron de la muerte del “joven poeta que tanto prometía”. Ninguno mencionaba el himno nacional, porque estaba prohibido.
A su muerte dejó poesías, composiciones heroicas y un drama llamado Vasco Núñez de Balboa
. Los restos del poeta, sepultados en 1861 en el Panteón de San Fernando, fueron trasladados por iniciativa oficial al Panteón de Dolores en 1901; en septiembre de 1932, depositados por primera vez en la Rotonda de los Hombres Ilustres, y por fin, en 1942, colocados en su sitio definitivo, al lado de los del músico Jaime Nunó, con quien comparte la gloria de la creación del Himno Nacional Mexicano.



Himno Nacional Mexicano
(Letra:Francisco González Bocanegra - Musica:Jaime Nunó)

Coro
Mexicanos al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón.
Y retiemble en sus centros la tierra,
al sonoro rugir del cañón.

Estrofa I
Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.

Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.

Estrofa II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.

Si el recuerdo de antiguas hazañas
de tus hijos inflama la mente,
los recuerdos del triunfo tu frente,
volverán inmortales a ornar.

Estrofa III
Como al golpe del rayo la encina,
se derrumba hasta el hondo torrente,
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.

Ya no más, de tus hijos la sangre,
se derrame en contienda de hermanos;
sólo encuentre el acero en sus manos
quien tu nombre sagrado insultó.

Estrofa IV
Del guerrero inmortal de Zempoalate
defiende la espada terrible,
y sostiene su brazo invencible,
tu sagrado pendón tricolor.

Él será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo.
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.

Estrofa V
Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la Patria manchar los blasones,
Guerra, guerra, los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.

Guerra, guerra. En el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen,
y los ecos sonoros resuenen
con la voces de ¡Unión! ¡Libertad!

Estrofa VI
Antes, Patria, que inermes tu hijos,
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie.

Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
De mil héroes la Patria aquí fue.

Estrofa VII
Si a la lid contra hueste enemiga,
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera,
mexicanos, valientes seguid.

Y a los fieles bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del Bravo Adalid.

Estrofa VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares,
el guerrero a cantar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar.

Tornaránse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas,
también sabe a los bravos premiar.

Estrofa IX
Y el que al golpe de ardiente metralla,
de la Patria en las aras sucumba,
obtendrá en recompensa una tumbadon
de brille, de gloria, la luz.

Y, de Iguala, la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa una cruz.

Estrofa X
¡Patria, Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín, con su bélico acento,
los convoca a lidiar con valor.

¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!