El espacio del Fer.....
Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, asi de relativo es el tiempo
miércoles, diciembre 15, 2010
lunes, septiembre 07, 2009
¿Primer Nivel?
Visto en http://hazmeelchingadofavor.com/
Hola banda, hoy en día la mayoría de nosotros hemos estado viendo comerciales sobre los nuevos medicamentos genéricos llamados “Primer Nivel”. Lo que muchos no saben es que estos medicamentos son comercializados por Genomma Lab (el monopolio de los fármacos), con un poco de ayuda del señor Carlos Slim, ¿desde aquí empieza a oler a gato encerrado verdad?
Bueno para mi fortuna yo trabajo en una farmacia del D.F., mucha gente llegaba a preguntar por estos famosos medicamentos, lo que prácticamente obligo a mi jefa a pedir “Primer Nivel” para venderlo en la farmacia
Pero ¡oh sopresa! cuando llegaron los supuestos medicamentos de “Primer Nivel”, al abrirlos y compararlos con otros genéricos con los que ya contábamos en la farmacia nos percatamos de que los muy hijos de su puta madre de “Primer Nivel” compran los medicamentos genéricos a otros laboratorios, los meten en sus pinches cajas de color morado, les suben el precio entre unos 15 o 50 pesos y listo, ahí tienen su “Primer Nivel”, enseguida paso por mi mente un HAZME EL RE-CHINGADO FAVOR
Una vez más nuestra amiga la televisión promueve que estos hijos de puta jueguen con la economía popular de las familias mexicanas, como pueden ver en las fotos el medicamento es exactamente el mismo, lo único que cambia es la cajita, y por esa pinche cajita morada con el solecito te cobran entre 15 y 50 pesos más.
Así que ya saben banda si quieren ir a tirar su dinero díganle si al “Primer Nivel”, al primer nivel en mentiras y estafa.
PD: Si aún así te quedaste con la duda acércate a cualquier farmacia de genéricos en donde ya tengan el supuesto “Primer Nivel” y pídeles que te lo comparen con otro genérico.
Hazme el chingado favor!
Cortesía de Zuriel
martes, marzo 31, 2009
El Sheriff de chocolate
Hace poco viajado de link en link encontre el blog de Anvil Higgins, el cual es http://putodesmadre.blogspot.com/ y uno de sus post cuenta el sueño de grandeza que tuvo, cuando lo leia me reí tanto que hasta me imaginaba lo que vió en su sueño, y pues decidí poner su post y ponerlo aquí, para que lo puedan leer, vean lo demás que tiene, se pueden reir un rato, saludos a todos
El Sheriff de Chocolate
Por: Anvil Higgins
Hace días les comentaba de un sueño que tuve, un sueño recurrente, del cual ya no hablaré porque pues ya lo hice, pero, este post es para hablarles de otro sueño...
Estaba yo en un complejo universitario, de esos que tienen centro de convenciones y gimnasio y toda la cosa, me encontraba repasando unas notas de no se que putas materias, quitado de la pena.... (en la vida real nunca estudié pos a huevo en los sueños si) cuando de repente.... se acercaron mis amigos, emocionados gritando...
VA A TOCAR BRONCO EN EL CENTRO DE CONVENCIONES!!!!!
Puta madre!! me emocioné bien cabrón!!! (dios de mi vida... que pedo con mis sueños), asi que rápido me fui a arreglar y poner una camisa vaquera y todo el pedo, creo que hasta botas, para ir de acuerdo con la ocasión (madre santa que dieblos cené?) así que después de arreglarme me fui a reunir con mis amigos que ya estaban dentro del centro de convenciones haciendo fila para ocupar su lugar... y entonces....
Se acerco a mi un wey de traje, asi como ejecutivo, y me dice - Anvil? anvil Higgins?- así es, le respondí, en que puedo ayudarlo? (nótese mi pinche amabilidad... solo en sueños me cae) me contestó, - Es que, por problemas ajenos a nosotros, Lupe (el vocalista de Bronco, já! como si no supieran pinches cumbiancheros) no va a cantar con el grupo, ya saben broncas por la propiedad del nombre y esas cosas, y pues queremos que tú, cantes en su lugar...(WTF!!!)
AAAAAAAAAAAAAAAAALA chingada!!! hubieran visto mi cara en el sueño!!! asi de aayyyy mamá!!! yo cantar en lugar de Lupe Esparza!!!!.... y mis amigos gritaron de la emoción!! y brincaron y bailaron alrededor mío... (juro no volver a dormir chueco) el wey del traje solo me dijo, en media hora vengo por tí para que subas al escenario....y se fué.
Y lo que parecía un sueño se convirtió en pesadilla...llegó la angustia, la desesperación...YO NO ME SABÍA LAS ROLAS DE BRONCO!!(ajá tu),como iba a vocalizar!!!Como iba a cantar???no tenía un traje como ellos!! asi de barbitas de hulepielquehueleaculo!!! y con sus botas por fuera del pantalón!!de repente ya traía el nervio por dentro!!! (ala!! me chingué solito)
Me comenzé a desesperar y rápido mis amigos me acompañaron a sacar unas copias de las letras de las canciones de bronco, las cuales intenté memorizar... y las estudiaba... y ahi me tienen... con zapatos de tacón, las nenas se ven mejor..... si si, con zapatos de tacón las nenas se ven mejor que... que que? ha si!!! que con zapatos de piso!! si con zapatos de piso!! ... para que vuelvas... lo digo nada más par que vueeeeeeeeeeeeeeelvas...
Pero batallaba mucho y no podía!!! los nervios no me dejaban!! y entonces mi garganta se cerró!!! aaaaayyy diossssss!!! estaba a punto de llorar, me sentía una miseria, defraudar a todos los seguidores de Bronco que abarrotaban el centro de convenciones, me quería morir...(me hubiera despertado mejor chingado!!)
Entonces... llegó la luz.... mientras me encontraba tras bambalinas, en un rincón agazapado, de temor y angustia... sentí una mano en mi hombro...ERA LUPE ESPARZA!!!! y lo rodeaba una halo así con destellos luminosos y chispitas, como pinche ghost la sombra del amor!!! (que puuuuuuuuutisimísimo me leí)
Se sentó a mi lado y me dice...
lupe: Hola muchacho... la cantada no es fácil, tu sabes, hay que tener valor y concentración..
yo: lupe!!! dame consejos para no defraudar al público conocedor
lupe: mira hijo... debes cantar con el estómago, no con la garganta
yo: worales por eso tenemos boca del estómago!!!???
lupe: no hijo.. no seas pendejo!yo: que pasó mi lupe!!!
lupe: pos tuuuu!!!... mira, te recomiendo, que hagas gárgaras de miel con limón para que tu voz salga perfecta... como la mía (voooooooooooooooooyytelas voooooooooooyyytelas)
yo: de verdad lupe? lo haré en verdad lo haré (yo miraba a Lupe Esparza con una pinche atención y respeto bien cabrones, atendiendo a todo lo que decía sin perder detalle)
lupe: te recomiendo que hagas vocalización antes de entrar al escenario, que te concentres y respires lentamente, para que se vaya el nervio y llegue la paz interior.... (ahhhhh!!! -sonido de arcángeles)
Lupe se alejó caminando entre luces y destellos de fantasía.... y antes de que desapareciera en lontanaza (aaaaaaaaala chingada con mis vocablos) le grité...LUPE!!! LUPEEE!!!
el volteó... que pasa Mijo?
enseñame a levantar los hombros asi como le haces tú cuando y a decir huy!! huy!! cuando los levantas!!
claro!- me dijo- es sencillo, solo relaja tu espalda y cuando levantes los hombros.. ellos mismos te harán decir... huy!! huy!!...
a..ass..así? "HUY!! HUY!! (levantando mis hombros)claro!! así!! perfecto!!!.... espera... tengo algo para ti...
Me tomó del hombro paternalmente y me señaló un vestidor, y ahí estaba!! UN TRAJE ROJO CON BARBITAS DE HULEPIELQUEHUELEACULO NUEVECITO Y UNAS BOTAS NEGRAS CON DIAMANTITOS PARA MI!!! me lo puse y me quedó DI VI NO!!!!
Entonces llegó el momento.... salí al escenario...todos me miraban!!! y me apludían!! y yo comencé gritando BUENAS NOCHES MEXICO!!! SALUDENNNN A RAMIRO!!! A CHOCHE!!! Y AL OTRO CABRÓN QUE NO ME ACIERDO COMO CHINGADOS SE LLAMA!!!!!
HUY!!! HUY!!! (levantando los hombros) Y ESTO ES PARA USTEDESSSS!!!!....
yo: En un pueblo de bombón
el sheriff de chocolatecargaba su pistolón HUY!!! HUY!!! (levantando los hombros)
con balas de cacahuate.
La carcel donde encerrabaa los dulces pandilleros
era de ricas galletas con rejas de caramelo. HUY!!! HUY!!! (levantando los hombros)
En una fiesta de chicles
el sheriff fue provocadopor un paletón grandote
que a todos habia insultadoooooooooooooooooooooooHUY!!! HUY!!! (levantando los hombros)
Y el sheriff de chocolateno aguantó tantos insultos
y le dió de cacahuatazosque de verlo daba gusto.
Y el sheriff de chocolate HUY!!! HUY!!! (levantando los hombros)
recibió muchos aplausos de los chicles invitados
que olvidaron pronto el sustooooooooooooooo
En un pueblo de bombón
esta historia sucedió
en un pueblo de bombón (échale mi chivo!!! a no, ese no)
por eso la canto yo.
Yo me pregunto.... por qué putas no soñé que era Robert Smith? o Peter Murphy?...por qué no soñé que era el vocalista de T-Rex, o de Porno for Pyros? o ya de perdido de Hombres G... por qué en mi único pinche sueño de gloria infinita tenía que ser el vocalista de Bronco???? y por qué... por qué chingados lo disfruté tanto???? valgo madre... y lo peor de todo es que creo que es lo más cercano que voy a estar de un pinche escenario....
Au revoir....P.D. no soy sherif, ni soy de chocolate... soy Anvil, y tengo un banana split! alguna que me quiera poner la cerecita?
viernes, marzo 27, 2009
Somexfon y sus.......
Somexfon y sus ..... no se como definirlo, tal vés, estupideces, pendejadas, etc.
Bueno que es la Somexfon, la Sociedad Mexicana de Productores de Fonogramas, Videogramas y Multimedia, ahora esta con la pendejada (no hay otra forma de definirlo), de cobrar por escuchar música, en cualquier lugar que te encuetres, el asunto no es reciente, viene de años a tras, pero ahora me parece que va más allá. Se les ocurrió que es buena idea cobrar por los oídos de los mexicanos, y hacerse ricos con ese dinero. No pensemos de momento a dónde va ir a parar lo recaudado. Según los planes de un ojete identificado como Francisco Martínez Calles, director general de Somexfon, se tiene en mente que por cada negocio en México, llámese baño público, academia de baile, gimnasio, estética, hospital, banco, tienda de autoservicio, salón de fiestas y hasta camiones de transporte urbano, en donde suele ambientarse la estancia de su clientes con música, hay que cobrar por derechos de autor. La Ley Federal de Derechos de Autor (1997), prohíbe la exhibición pública de los fonogramas adquiridos, aún legalmente. Irónicamente, la industria discográfica vive de la transmisión gratuita de sus canciones; osea que son famosos gracias al público que escuchas sus canciones, en la radio por ejemplo, quieren en la práctica penalizar a quien oye la música y a quien, sin ánimo de lucro, la exhibe públicamente. Imaginemos algo práctico: alguien poniendo música chera en un puesto de tacos en cualquier calle del país. En esos lugares pretenderían cobrar al dueño del puesto por la música que ameniza la estancia de los clientes, sea por una cuota anual o por una mensual. Sus tarifas son, por ejemplo, $98,000 anuales por un table dance. En suma, pagarles tendría un costo por el tamaño y el uso que se dé al establecimiento.. En base a esto el año pasado Somexfon recaudó 25 millones de pesos por el cobro del uso de música en ciudades como el Distrito Federal, Cancún, Guadalajara y Monterrey. Este año esperan llevar esa cifra a 37 millones de pesos y en 2010 a 50 millones, al incorporar a ciudades como Acapulco, Puebla, Hermosillo, Los Cabos, Cuernavaca, León y Mérida. El cobro de la música se realiza, literalmente, mediante el “peinado” que hacen en las calles gestores de Somexfon, instancia que junto con la Sociedad de Autores y Compositores y la Asociación Nacional de Intérpretes, tienen ese “poder” para hacer el cobro, que llegaría a estaciones de radio o canales de televisión, en las que el pago representa un porcentaje de las ventas de publicidad. La Somexfon, por ejemplo tiene herramientas legales para presionar el pago del uso de la música, entre ellas demandas civiles, multas o sanciones de parte del Instituto Nacional de Derecho de Autor.
Cotizador de Somexfon para que vayan calculado su cuota
http://www.somexfon.com/acciones/cotizar.php
viernes, marzo 13, 2009
Una historia curiosa
Cuando el astronauta del Apolo Neil Armstrong pisó por primera vez la luna, no sólo dijo su famosa frase, "Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad", sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:
- Buena suerte, señor Gorsky.
Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningun Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. A lo largo de los años, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario "Buena suerte, señor Gorsky", pero Armstrong se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.
Pero hace algunos años (el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida), mientras respondía preguntas tras un discurso, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Esta vez por fin respondió. Mr. Gorsky había muerto, por lo que Neil Armstrong sentía que podía dar solución a la pregunta.
Cuando era un niño, estaba jugando al beisbol en el patio trasero con un amigo. Éste golpeo una bola con fuerza y la hizo aterrizar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos. Éstos eran el señor y la señora Gorsky.
Cuando Neil se inclinaba a recoger la pelota, oyó a la señora Gorsky gritándole al señor Gorsky:
- ¡¿Sexo oral?! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Tendrás sexo oral cuando el chico del vecino se pasee por la luna!
Es una historia verdadera.
miércoles, marzo 11, 2009
Prohibición
Publicidad en 1919 para una campaña de prohibición de alcohol en Estados Unidos, en la imagen unas mujeres indignadas sostienen el letrero que dice "Los labios que prueben el alcohol, no probaran los nuestros", y la verdad con esa finta que tienen, cualquiera necesitaria un buen trago de licor para probar esos labios, jajajaja
Yo soy Jacinta
Leyendo aqui y por alla en mis momentos de ocio que no son muchos, me encontre con una columna en el Universal de Ricardo Rocha, es una historia mas de impunidad, robo, abuso y corrupción, indignante y triste, así como muchas que hay en le país de no pasa nada: México; una historia donde, como todas, los protagonistas son policias, ministerios públicos y jueces. Aquí la columna
Primera Parte
Yo soy Jacinta
Por: Ricardo Rocha
Y ella es una mujer indígena, otomí, de 42 años. Acaba de ser sentenciada a 21 años de cárcel. Aunque usted no lo crea, por el secuestro de seis agentes armados de la AFI. Sí, leyó usted bien. Fue acusada con otras dos mujeres. Un juez la halló culpable porque, para él, la prueba presentada por la PGR fue contundente: una fotografía de un diario local donde aparece Jacinta asomándose al borlote de lo que pasó en su pueblo hace tres años ya.
El 26 de marzo de 2006 seis AFI llegaron amenazantes y sin uniforme a Santiago Mexquititlán, en Querétaro. Ahí, en el tianguis, Jacinta y sus compañeras vendían aguas frescas. Llegaron los agentes y comenzaron con destrozos, despojos y exigencias de tributo con lujo de violencia quesque por hallar mercancía pirata. Fuenteovejunescamente, los pobladores cercaron a los intrusos para exigirles identificación y la orden que justificara su proceder. Éstos se negaron, pero también se rajaron. La tensión crecía y comenzaron los gritos de protesta y justicia de la gente por tanto abuso. A llamado de los intrusos se apersonaron un agente del MP y el jefe regional de la AFI. Prometieron reparar los daños con mercancía decomisada —más bien robada— de otros tianguis, de otros pueblos. Ante la negativa popular se comprometieron a compensarlos con dinero. Se fueron y dejaron “en garantía” a un agente que no fue molestado. Regresaron a las siete y pagaron lo pactado.
Pero se la guardaron al pueblo. Y se desquitaron con Jacinta, a la que el 3 de agosto llevaron con engaños a la ciudad de Querétaro. Ahí la acusaron falsamente; ahí la juzgaron de inmediato en español, cuando sólo hablaba otomí; ahí presumieron su culpabilidad antes que su inocencia; ahí la tienen presa; ahí la sentenciaron a 21 años de prisión; ahí le destrozaron la vida y a su familia.Así, Jacinta es una víctima más de la intolerancia rabiosa que caracteriza a los gobiernos panistas como el que ahí encabeza Francisco Garrido Patrón, que no ha movido un dedo en defensa de una de sus gobernadas. ¿Cómo si es una india de pueblo?
Así se repite la historia de la furia discriminatoria y racista de los poderosos en este país. Como cuando se les inventaron delitos a Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, indígenas ecologistas de Guerrero que lucharon contra los caciques talamontes. Una vez más el menosprecio inhumano que nos avergüenza en la memoria de doña Ernestina Ascensio, abusada y asesinada por militares y muerta por diagnóstico presidencial de gastritis crónica. Nomás acordémonos de Aguas Blancas y Acteal. De Atenco, condenados a más de un siglo de cárcel por defender sus tierras. Otra vez la más brutal represión de estos gobiernos contra los que se atreven a alzar la voz ante las injusticias.
Hay ahora un movimiento encabezado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, al que me sumo gustoso, para exigir juicio justo y liberación de quien sólo ha cometido tres grandes pecados en este país: ser mujer, ser indígena y ser pobre. Por cierto, se llama Jacinta Francisco Marcial. Y yo soy ella.
El 26 de marzo de 2006 seis AFI llegaron amenazantes y sin uniforme a Santiago Mexquititlán, en Querétaro. Ahí, en el tianguis, Jacinta y sus compañeras vendían aguas frescas. Llegaron los agentes y comenzaron con destrozos, despojos y exigencias de tributo con lujo de violencia quesque por hallar mercancía pirata. Fuenteovejunescamente, los pobladores cercaron a los intrusos para exigirles identificación y la orden que justificara su proceder. Éstos se negaron, pero también se rajaron. La tensión crecía y comenzaron los gritos de protesta y justicia de la gente por tanto abuso. A llamado de los intrusos se apersonaron un agente del MP y el jefe regional de la AFI. Prometieron reparar los daños con mercancía decomisada —más bien robada— de otros tianguis, de otros pueblos. Ante la negativa popular se comprometieron a compensarlos con dinero. Se fueron y dejaron “en garantía” a un agente que no fue molestado. Regresaron a las siete y pagaron lo pactado.
Pero se la guardaron al pueblo. Y se desquitaron con Jacinta, a la que el 3 de agosto llevaron con engaños a la ciudad de Querétaro. Ahí la acusaron falsamente; ahí la juzgaron de inmediato en español, cuando sólo hablaba otomí; ahí presumieron su culpabilidad antes que su inocencia; ahí la tienen presa; ahí la sentenciaron a 21 años de prisión; ahí le destrozaron la vida y a su familia.Así, Jacinta es una víctima más de la intolerancia rabiosa que caracteriza a los gobiernos panistas como el que ahí encabeza Francisco Garrido Patrón, que no ha movido un dedo en defensa de una de sus gobernadas. ¿Cómo si es una india de pueblo?
Así se repite la historia de la furia discriminatoria y racista de los poderosos en este país. Como cuando se les inventaron delitos a Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, indígenas ecologistas de Guerrero que lucharon contra los caciques talamontes. Una vez más el menosprecio inhumano que nos avergüenza en la memoria de doña Ernestina Ascensio, abusada y asesinada por militares y muerta por diagnóstico presidencial de gastritis crónica. Nomás acordémonos de Aguas Blancas y Acteal. De Atenco, condenados a más de un siglo de cárcel por defender sus tierras. Otra vez la más brutal represión de estos gobiernos contra los que se atreven a alzar la voz ante las injusticias.
Hay ahora un movimiento encabezado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, al que me sumo gustoso, para exigir juicio justo y liberación de quien sólo ha cometido tres grandes pecados en este país: ser mujer, ser indígena y ser pobre. Por cierto, se llama Jacinta Francisco Marcial. Y yo soy ella.
PD. ¿Esto también es falso, señor Medina Mora?
Segunda Parte
Jacinta, ¿plagiaria o víctima?
La indígena otomí de 42 años, condenada a 21 de prisión acusada de secuestrar a seis agentes armados de la PGR-AFI, relata su pesadilla
EL MAL SUEÑO DE JACINTA La indígena otomí de 42 años relata su pesadilla (Foto: Raúl Estrella )
Para llegar a ella hay que rebasar la ciudad de Querétaro y luego tomar una carretera secundaria. Al poco rato se aparece la doble mole de los penales: de un lado del camino los hombres y del otro lado las mujeres. Luego recorre uno a pie una larga, solitaria y estrecha calle que busca al fondo la puerta negra de hierro. De un lado el altísimo muro de hormigón y del otro la alambrada coronada de púas.
Es una cárcel. Aunque los eufemismos le llamen Centro de Readaptación Social, es una prisión, eso lo recuerdan los trámites y registros de rigor y el predominio de las rejas y las puertas giratorias de pesado metal. Salvo los guardias hombres de la entrada voy contando una veintena de custodios mujeres que nos van conduciendo por los laberínticos pasillos interiores. Y no puedes evitarlo, a cada paso hacia adentro vas perdiendo más y más lo que se queda allá afuera. Es una cárcel.
Y ahí están sus habitantes: en el patio y al sol hay unas 10 de las 141 reclusas; una de ellas fortísima, de rostro decidido y mirada fulminante que impondría todavía mas temor de no ser porque vive y reina desde un trono insólito de una silla de ruedas: perdió ambas piernas… ni siquiera me atrevo a preguntar por su historia; sin embargo, me cuentan inevitablemente la de una muchacha muy bella con un niño en brazos a la que agarraron con su marido por venta de drogas. En cambio, al hablar de Jacinta, Martha Yáñez Carbajo, la directora del penal, como que se apena. Recuerda que desde que llegó supo que era inocente, que se trató desde el principio de una acusación infundada, de una historia más que increíble, inadmisible; a ver, quién se puede creer que una mujer indígena otomí —ahora de 46 años— haya secuestrado a seis agentes armados de la PGR-AFI; es no sólo un insulto a la justicia sino a la más elemental inteligencia. Pero nuestra opinión no cuenta —me dice— nosotros nada podemos hacer que no sea tratar de la mejor manera posible a Jacinta y a las otras internas.
En esas estábamos cuando no sé por qué la presiento, la advierto y me la encuentro en un pasillo. Me sorprende con un abrazo tímido pero sincero, como si nos conociéramos desde antes. Luego casi sin preguntarle, me va platicando su historia, igual en su celda que frente a la máquina en el taller de costura donde hace estuches de tela acolchonados. ¿Para qué son? Para las mujeres que guardan pintura. ¿Cómo se llaman? Si, de pinturas que mandan hacer ¿A usted no le gustan? ¿Yo? ¡No! ¡Yo nunca me he pintado! estalla en una carcajada. Luego vendrían los silencios y, apenas asomadas, las lágrimas.
La han condenado a 21 años de prisión, ¿qué significa para usted? Yo ni sé, como que no puedo, pues no puedo creer… no sé que es. ¿Qué han sido estos dos años y medio, casi tres años de prisión? No entiendo, no sé contestar eso, no sé cómo digo. Usted ya está hablando español ahora, pero hace tres años sólo hablaba ñhä-ñhú otomí. Casi siempre habla otomí, pero hay palabras que no entiende bien.
—A ver, ¿qué piensa cuando está aquí a solas?, ¿puede creer lo que le ocurrió, usted entiende por qué la metieron a la cárcel?
—Como que no puedo creer, no puedo creer que cómo qué fue, pos como que no es realidad, como que es este, como que nada más un sueño, como que estoy aquí nada más por un sueño… nada más, porque no puedo creer… ahora me dicen de que sentencia, de que delito, mis compañeras y mi maestra.
—¿Secuestró usted a seis agentes armados de la AFI, de la PGR?
—Pues ellos la que me dicen… ellos la que me están poniendo ese delito, porque yo nunca la hice eso… y ni lo sé que es secuestro ni lo que me estaba acusando… yo no entendí nada.
—¿Qué paso entonces aquel 26 de marzo de 2006?
—Ese pues fue un día domingos… yo en mi trabajo me dedicaba, yo vendía mis aguas frescas en el tiangui… y ese día pues ya cada ocho yo… este, como toca tres veces la campana y ya la última cuando entro yo adentro a la iglesia… entré a misa, cuando salí pues escuché decía la gente que habían llegado unos señores a llevar los discos… entonces yo ni le hice caso, agarré y me senté en mi puesto… entonces ya, otro ratito, estaba yo esperando a mi esposo y no llegaba, llegó una de mis hijas y le dije compáñame a la farmacia porque a mí me da pena que me inyecten… así le dije y me compañó una de mis hijas, cuando ya veníamos de regreso venía un señor, que venía ahí con unas personas… y es que la que escuché que estaban hablando de los discos. —¿Los discos pirata?
—Sí, sí, yo de eso estaba escuchando, pero yo ni… luego salí en el periódico.
—¿Luego se la llevaron a Querétaro unas semanas después?
—No, lo del tiangui fue en marzo, lo de que me fueron a traer fue hasta agosto… pero yo no sabía quién eran, no más que muchos con armas por todos lados.
—¿Le dijeron por qué la detenían?
—Que porque iba a declarar por un árbol tumbado… luego ya en el juzgado me dijo que no’más iba a declarar… y ahí pues estaban hablando y todo… y hacían papeles… y me daban muchos papeles a firmar y yo firmé muchos papeles y ni sabía qué era porque no entendía… luego, ya en la noche, me trajeron a la cárcel y así estoy aquí.
—¿Cómo han sido estos casi tres años?
—Se me hizo bien largo, bien largo… ya de por sí estos años son muchos, ya he perdido tiempo, mucho tiempo para mis hijos, para mi familia, para mi casa.
Santiago Mexquititlán es un pueblo sosegado donde el sol sale tarde y la noche se acuesta temprano. Apenas tres mil habitantes y seis barrios ñhä-ñhú a dos horas eternas de la cárcel de Querétaro. Ahí están la paletería y heladería de la familia que encabeza Guillermo Francisco y la casa común donde en torno al cuadrado de un patio limpio y terroso se ha ido acomodando la familia con hijos y nietos. Luego en la plaza y a la sombra de la cruz de la pequeña iglesia, familiares y testigos me juran y perjuran que todo ocurrió como me lo ha dicho ella: llegaron los seis muy armados y sin uniforme a destruir y a robar; se acobardaron cuando el pueblo empezó a rodearlos; pidieron ayuda; sus jefes se comprometieron a reparar el daño con dinero; dejaron a uno en garantía; regresaron y pagaron. Pero se desquitaron cinco meses después con Jacinta, con Teresa y con Alberta, con quienes también hablé en la cárcel.
Al salir de Santiago me traigo a México muchas voces adentro del pellejo. Pero me desgarra el llanto de Estela, la hija, cuando me enseña los estandartes de las procesiones religiosas a que convocaba Jacinta que siempre andaba visitando enfermos y moribundos. Y cuando me muestra el jardín reseco porque me asegura que las plantas extrañan a su madre. Así que prefiero quedarme con la esperanza de Jacinta cuando me dice que sí, que cree en que Dios y la gente la ayuden para recuperar su libertad.
—¿Me va a invitar algo ahora que salga?
—Claro que sí, unos nopales bien sabrosos y, si alcanza, hasta pollo.
EL MAL SUEÑO DE JACINTA La indígena otomí de 42 años relata su pesadilla (Foto: Raúl Estrella )
Para llegar a ella hay que rebasar la ciudad de Querétaro y luego tomar una carretera secundaria. Al poco rato se aparece la doble mole de los penales: de un lado del camino los hombres y del otro lado las mujeres. Luego recorre uno a pie una larga, solitaria y estrecha calle que busca al fondo la puerta negra de hierro. De un lado el altísimo muro de hormigón y del otro la alambrada coronada de púas.
Es una cárcel. Aunque los eufemismos le llamen Centro de Readaptación Social, es una prisión, eso lo recuerdan los trámites y registros de rigor y el predominio de las rejas y las puertas giratorias de pesado metal. Salvo los guardias hombres de la entrada voy contando una veintena de custodios mujeres que nos van conduciendo por los laberínticos pasillos interiores. Y no puedes evitarlo, a cada paso hacia adentro vas perdiendo más y más lo que se queda allá afuera. Es una cárcel.
Y ahí están sus habitantes: en el patio y al sol hay unas 10 de las 141 reclusas; una de ellas fortísima, de rostro decidido y mirada fulminante que impondría todavía mas temor de no ser porque vive y reina desde un trono insólito de una silla de ruedas: perdió ambas piernas… ni siquiera me atrevo a preguntar por su historia; sin embargo, me cuentan inevitablemente la de una muchacha muy bella con un niño en brazos a la que agarraron con su marido por venta de drogas. En cambio, al hablar de Jacinta, Martha Yáñez Carbajo, la directora del penal, como que se apena. Recuerda que desde que llegó supo que era inocente, que se trató desde el principio de una acusación infundada, de una historia más que increíble, inadmisible; a ver, quién se puede creer que una mujer indígena otomí —ahora de 46 años— haya secuestrado a seis agentes armados de la PGR-AFI; es no sólo un insulto a la justicia sino a la más elemental inteligencia. Pero nuestra opinión no cuenta —me dice— nosotros nada podemos hacer que no sea tratar de la mejor manera posible a Jacinta y a las otras internas.
En esas estábamos cuando no sé por qué la presiento, la advierto y me la encuentro en un pasillo. Me sorprende con un abrazo tímido pero sincero, como si nos conociéramos desde antes. Luego casi sin preguntarle, me va platicando su historia, igual en su celda que frente a la máquina en el taller de costura donde hace estuches de tela acolchonados. ¿Para qué son? Para las mujeres que guardan pintura. ¿Cómo se llaman? Si, de pinturas que mandan hacer ¿A usted no le gustan? ¿Yo? ¡No! ¡Yo nunca me he pintado! estalla en una carcajada. Luego vendrían los silencios y, apenas asomadas, las lágrimas.
La han condenado a 21 años de prisión, ¿qué significa para usted? Yo ni sé, como que no puedo, pues no puedo creer… no sé que es. ¿Qué han sido estos dos años y medio, casi tres años de prisión? No entiendo, no sé contestar eso, no sé cómo digo. Usted ya está hablando español ahora, pero hace tres años sólo hablaba ñhä-ñhú otomí. Casi siempre habla otomí, pero hay palabras que no entiende bien.
—A ver, ¿qué piensa cuando está aquí a solas?, ¿puede creer lo que le ocurrió, usted entiende por qué la metieron a la cárcel?
—Como que no puedo creer, no puedo creer que cómo qué fue, pos como que no es realidad, como que es este, como que nada más un sueño, como que estoy aquí nada más por un sueño… nada más, porque no puedo creer… ahora me dicen de que sentencia, de que delito, mis compañeras y mi maestra.
—¿Secuestró usted a seis agentes armados de la AFI, de la PGR?
—Pues ellos la que me dicen… ellos la que me están poniendo ese delito, porque yo nunca la hice eso… y ni lo sé que es secuestro ni lo que me estaba acusando… yo no entendí nada.
—¿Qué paso entonces aquel 26 de marzo de 2006?
—Ese pues fue un día domingos… yo en mi trabajo me dedicaba, yo vendía mis aguas frescas en el tiangui… y ese día pues ya cada ocho yo… este, como toca tres veces la campana y ya la última cuando entro yo adentro a la iglesia… entré a misa, cuando salí pues escuché decía la gente que habían llegado unos señores a llevar los discos… entonces yo ni le hice caso, agarré y me senté en mi puesto… entonces ya, otro ratito, estaba yo esperando a mi esposo y no llegaba, llegó una de mis hijas y le dije compáñame a la farmacia porque a mí me da pena que me inyecten… así le dije y me compañó una de mis hijas, cuando ya veníamos de regreso venía un señor, que venía ahí con unas personas… y es que la que escuché que estaban hablando de los discos. —¿Los discos pirata?
—Sí, sí, yo de eso estaba escuchando, pero yo ni… luego salí en el periódico.
—¿Luego se la llevaron a Querétaro unas semanas después?
—No, lo del tiangui fue en marzo, lo de que me fueron a traer fue hasta agosto… pero yo no sabía quién eran, no más que muchos con armas por todos lados.
—¿Le dijeron por qué la detenían?
—Que porque iba a declarar por un árbol tumbado… luego ya en el juzgado me dijo que no’más iba a declarar… y ahí pues estaban hablando y todo… y hacían papeles… y me daban muchos papeles a firmar y yo firmé muchos papeles y ni sabía qué era porque no entendía… luego, ya en la noche, me trajeron a la cárcel y así estoy aquí.
—¿Cómo han sido estos casi tres años?
—Se me hizo bien largo, bien largo… ya de por sí estos años son muchos, ya he perdido tiempo, mucho tiempo para mis hijos, para mi familia, para mi casa.
Santiago Mexquititlán es un pueblo sosegado donde el sol sale tarde y la noche se acuesta temprano. Apenas tres mil habitantes y seis barrios ñhä-ñhú a dos horas eternas de la cárcel de Querétaro. Ahí están la paletería y heladería de la familia que encabeza Guillermo Francisco y la casa común donde en torno al cuadrado de un patio limpio y terroso se ha ido acomodando la familia con hijos y nietos. Luego en la plaza y a la sombra de la cruz de la pequeña iglesia, familiares y testigos me juran y perjuran que todo ocurrió como me lo ha dicho ella: llegaron los seis muy armados y sin uniforme a destruir y a robar; se acobardaron cuando el pueblo empezó a rodearlos; pidieron ayuda; sus jefes se comprometieron a reparar el daño con dinero; dejaron a uno en garantía; regresaron y pagaron. Pero se desquitaron cinco meses después con Jacinta, con Teresa y con Alberta, con quienes también hablé en la cárcel.
Al salir de Santiago me traigo a México muchas voces adentro del pellejo. Pero me desgarra el llanto de Estela, la hija, cuando me enseña los estandartes de las procesiones religiosas a que convocaba Jacinta que siempre andaba visitando enfermos y moribundos. Y cuando me muestra el jardín reseco porque me asegura que las plantas extrañan a su madre. Así que prefiero quedarme con la esperanza de Jacinta cuando me dice que sí, que cree en que Dios y la gente la ayuden para recuperar su libertad.
—¿Me va a invitar algo ahora que salga?
—Claro que sí, unos nopales bien sabrosos y, si alcanza, hasta pollo.
viernes, enero 30, 2009
Cuarenta años del último concierto de los Beatles en azotea
LONDRES, Inglaterra(EFE)
Hace cuarenta años, la rutina de los sastres y oficinistas de la céntrica calle Saville Row de Londres se hizo añicos por un inesperado estruendo: eran los Beatles tocando sobre una azotea en el que sería su último concierto.
La legendaria actuación, que los seguidores del cuarteto musical más famoso de la historia rememoraron hoy en la capital británica, se produjo el 30 de enero de 1969, día que cayó en un jueves gélido y gris característico del invierno londinense.
De manera casi improvisada, los "cuatro fabulosos de Liverpool" subieron al tejado de la sede de su sello discográfico, Apple Records, ubicada en el número 3 de Saville Row, la conocida calle en la que los sastres tenían -y algunos aún conservan- sus talleres.
Ni los costureros, boquiabiertos en sus ventanas, ni los viandantes, paralizados en plena calle, salían de su incredulidad: ¿La banda más popular de la época actuando en directo y gratis?
Pero sí, eran ellos: John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr con sus melenas al viento, embutidos en sus gruesos abrigos y entregados, como siempre, a sus instrumentos musicales.
La idea de tocar en el tejado, que hizo enloquecer a medio Londres, surgió como parte del proyecto de grabación del disco "Let It Be" (1970), en el que la banda quería filmar el proceso creativo para elaborar un documental y culminar con una actuación en vivo.
Tras varios proyectos infructuosos, los Beatles, que llevaban años sin salir de gira y se hallaban inmersos en agrias disputas personales, acordaron tocar en el tejado de Apple Records.
El citado jueves, pues, al mediodía, hora a la que solían actuar cuando hicieron sus pinitos en el club "The Cavern" de Liverpool, Lennon, McCartney, Harrison y Starr se presentaron en la terraza, acompañados del teclista Billy Preston y de los cámaras de rodaje.
Los Beatles tocaron cinco canciones: "Get Back" (tres veces), "Dont Let Me Down (dos veces)", I've Got A Feeling (dos veces)", "One After 909" y "Dig A Pony".
Asimismo, el cuarteto interpretó una breve versión del himno nacional británico, el "God Save The Queen", y un corto ensayo de "I Want You (She's So Heavy)".
Fueron 42 minutos de puro rock interrumpidos por agentes de Scotland Yard, que accedieron a la azotea y ordenaron detener el concierto, mientras el caos se apoderaba de Saville Row.
"Si me decepcionó la policía con algo, fue el que no nos arrestara. Hubiera sido genial terminar el concierto en la azotea con un titular 'Beatles acaban concierto en la cárcel", bromearía más tarde Ringo Starr.
De hecho, el espectáculo podría haber durado más de no ser por las quejas de un comerciante de lana del inmueble adyacente, que tildó la sesión de "vergüenza absoluta" y exigió el fin de "este maldito ruido".
La efeméride del histórico concierto no pasó hoy desapercibida en Londres, donde decenas de admiradores de la banda, entre ellos miembros del Club Británico de Fans de los Beatles, se congregaron ante el número 3 de Saville Row para poder visitar la terraza.
Admiradores y turistas se hicieron fotos ante la puerta de la antigua sede de Apple Records, un elegante edificio de ladrillo visto, donde también se encontraba el londinense Mark Smith, de 47 años, quien vio con sus propios ojos el "concierto de la azotea".
"Yo -relató a EFE un nostálgico Smith- estaba aquí con mi padre y mi madre. Tenía siete años. Estábamos de compras, escuchamos música y nos acercamos (a Saville Row), que estaba totalmente abarrotada de gente, cámaras de televisión y muchas chicas gritando".
"Es un gran recuerdo", agregó Mark Smith, que, con la ilusión de aquel niño de siete años, soñaba hoy con acceder a la terraza que pisaron sus "ídolos".
Los Bootleg Beatles, un conjunto imitador del legendario cuarteto, tenía previsto revivir el histórico concierto en la azotea, pero cancelaron sus planes después de que las autoridades municipales les denegaran el permiso por motivos de seguridad.
"Es molesto que los burócratas municipales hayan irrumpido para arruinar un evento que celebra un hito en la historia del pop británico", dijo Raj Patel, representante de los Bootleg Beatles.
Muchas imágenes del "concierto de la azotea" se inmortalizaron en la película "Let It Be", que se estrenó el 13 de mayo de 1970 y acabó ganando un Oscar de Hollywood, aunque la separación de los Beatles era ya una realidad.
Para el recuerdo quedaba la célebre e irónica frase con la que John Lennon se había despedido aquel frío 30 de enero de 1969 en la terraza del número 3 de Saville Row: "Me gustaría decir 'gracias' en nombre del grupo y espero que hayamos superado la audición".